Una lectora del blog desea ardientemente entrar en un ferviente monasterio de clausura para poder dedicarse totalmente a la oración y a la contemplación.
Queridísimo Cordialiter,
más pasa el tiempo y más me siento como un pez fuera del agua. En el trabajo, en la familia, con los amigos, siento que es muy poco lo que comparto con los demás; no tengo interés en hablar de gossip, de las cosas que hacen o no hacen los demás, de actualidad o de política… mi único interés es Jesús. He tratado de hablar de mi fe, de la importancia de la oración y de la confianza en Dios, pero he recibido solo incomprensión y burlas. Para mucha gente que he encontrado, tener fe y desear pasar el tiempo en contemplación o adoración a Jesús, significa perder el tiempo, por lo cual he sido etiquetada como ‘divagante’. En realidad cuando salgo del trabajo siento el deseo de estar con Jesús, y el tiempo me parece siempre muy poco...
¡Si las personas comprendieran que para solucionar los problemas, para unir las familias, para ayudar a los propios hijos, no sirven tantas palabras o cosas que comprar, sino solo la oración, sacrificios y confianza en Dios, seríamos más felices! No veo la hora de encontrar un buen monasterio y pido cada día la luz para conocer cuál es Su voluntad, pero también la fuerza y el coraje para ponerla en práctica. Espero tus noticias por los dos monasterios de [...] pero también para saber [...]. Gracias,
(carta firmada)
Querida hermana en Cristo,
Pienso que es normal para un cristiano sentirse “como un pez fuera del agua” en esta sociedad en la cual reina el materialismo idolátrico. Imagino que tu estado de ánimo sea el mismo que de todos (o casi todos) los lectores del blog, viendo que la mentalidad del mundo es incompatible con el Evangelio y sea necesario elegir estar con Cristo o contra Cristo. Los mundanos no comprenden los discursos espirituales, porque para ellos el objetivo de la vida es amontonar riquezas, tener éxito, divertirse desenfrenadamente, comer, bailar, reír y bromear. En suma, pensando en todo, menos en amar a Dios y salvar el alma. Esto es lo que decía San Alfonso María de Ligorio en las celebre “Máximas eternas”: “Se piensa en acumular riquezas, se piensa en comilonas, en festejar, en pasar el tiempo: ¡y a Dios no se lo sirve, y en salvar el alma no se piensa y el fin eterno se lo concibe como una bagatela! Y así, la mayor parte de los cristianos, entre comilonas, cantando y sonando se van al infierno. ¡Oh, si supieran que significa infierno!”
Para animarte, te envío unos hermosos pensamientos de San Alfonso:
* El amor no sabe estar ocioso. Quien ama a Dios, no sabe vivir sin darle continuamente signos de su afecto.
*¡Oh bienaventurados nosotros, si estos cuatro días de vida los gastamos para Dios!
*Se inculque más aun el amor a Dios. Quien no tiene amor (verdadero) a Dios sino que se abstiene de pecar solo por temor al infierno, está en peligro de volver a caer cuando cese aquella viva aprensión de temor. Pero quien llega a enamorarse de Jesucristo, difícilmente caerá entonces en pecado mortal. Y para esto, mucho importa pensar en la Pasión de Jesucristo.
*Solo es necesario amar a Dios y salvar el alma.
*Amo a Jesucristo y por eso ardo en deseos de darle almas: pero primero la mía y luego otro incalculable número más (de almas).
*Se da ciertamente un gran gusto a Jesucristo con pensar en Sus dolores y desprecios padecidos por nosotros. Y quien piensa seguido en Sus dolores y en Su Pasión, me parece imposible que no se enamore de Jesucristo.
*Hermanos míos: en esta vida que nos queda, poca o mucha, no lo sabemos [...] hagámonos santos y amemos mucho a Jesucristo, porque se lo merece.
*Amemos por lo tanto mucho a Jesucristo, en quien encontramos nuestro Salvador, nuestro Dios, nuestra paz y nuestro bien. Te pido por lo tanto que des cada día una mirada a Su Pasión, porque en ella encontrarás todos los motivos para esperar la vida eterna y para amar a Dios, en lo cual está toda nuestra salvación. Todos los santos se han enamorado de Jesucristo y de Su Pasión, y por este único medio se han hecho santos.
Espero mucho que puedas abandonar el mundo traidor y entrar finalmente en un buen monasterio en el cual podrás dedicarte totalmente a la vida devota que tanto deseas.
Muchos saludos en Cristo Rey y María Reina,
Cordialiter